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Mensaje de la Presidenta General

Pope Leo XIV

UN NUEVO PASTOR PARA LA PAZ Y LA UNIDAD EN LA IGLESIA Y EN EL MUNDO 

¡Cuántas cosas han sucedido en estas últimas semanas! Han sido tantas que voy atrasada con mis mensajes; una disculpa. Gracias a Dios todas son buenas noticias. Concentrémonos hoy en la más importante.

El pasado 8 de mayo, la fumata blanca de la chimenea de la Capilla Sixtina anunciaba al mundo la elección del 267° Papa en la historia. En solo 20 horas de cónclave la Iglesia mostraba una vez más algo que nuestro querido Papa Francisco señalaba en La Alegría del Evangelio, que “la unidad es superior al conflicto”.  El cardenal Robert Francis Prevost, norteamericano por nacimiento y peruano por nacionalización, era electo Papa. Un religioso agustino que tomaría el nombre de León XIV, inspirado por su antecesor, León XIII, un pontífice particularmente conocido por ser el autor de la primera gran encíclica social de la Iglesia, la Rerum Novarum.

Quién es el Papa León XIV

Primer Papa agustino, es licenciado en matemáticas y está muy bien preparado para defender, en este cambio de época, la dignidad humana frente al desarrollo de la inteligencia artificial y el respeto a los derechos humanos ante una tecnología invasiva y poco cercana.

Su larga experiencia misionera en Perú, en zonas vulnerables, lo ayudará a comprender y atender asuntos complejos como la desaceleración económica que está provocando tejidos sociales totalmente rotos; la creciente violencia; el narcotráfico y el cambio climático. Y lo que es más importante, lo llevará a estar siempre cerca de los que más sufren guiando una Iglesia misionera en salida centrada en Jesucristo.

Por su experiencia como prior general de los agustinos durante dos periodos, podemos presumir que no se enfocará en resultados inmediatos y mucho menos en posiciones establecidas; seguirá priorizando los procesos de reforma a la curia romana abiertos por su antecesor el Papa Francisco, con Praedicate Evangelium, para ir sanando poco a poco los abusos y el clericalismo, favorecer la participación de los laicos y vivir en la Iglesia la transparencia y la rendición de cuentas. Sólo así se recuperará la credibilidad ante creyentes y alejados.

“Nunca más la guerra”

Una hora después de la fumata blanca, en su primer discurso, el Papa iniciaba así su pontificado: “¡La paz sea con todos ustedes!... Este es el primer saludo de Cristo Resucitado… También me gustaría que este saludo de paz entrara en sus corazones, llegara a sus familias, a todas las personas, dondequiera que estén, a todos los pueblos, a toda la tierra… una paz desarmada y una paz que desarma, humilde y perseverante”.

A más de un mes de distancia, el tema de la paz y la reconciliación sigue apareciendo como una de las prioridades del magisterio del Papa León, para que la Iglesia sea “faro” en las noches del mundo. Sus reiterados llamados a la paz resuenan en nuestros oídos, especialmente en momentos en que la guerra y la violencia siguen azotando al mundo y los débiles acuerdos de paz se ven constantemente amenazados.

La reconciliación invocada “con el corazón en la mano” por León XIV es la que se basa en el encuentro, el diálogo y la negociación; aquella que deja atrás las disputas, erradicando toda voluntad de conquista; aquella que construye puentes dando la palabra a todos, incluso a los pobres, jóvenes y marginados. Es la paz que se alcanza con un alto el fuego no solo de las armas, sino también de las palabras: “Desarmemos las palabras para desarmar la tierra – dijo el Pontífice – exhortando a decir no a la “guerra de las palabras y las imágenes”, para crear espacios de diálogo para una comunicación “capaz de escuchar”.

Desde nuestras diversas realidades, con nuestras luces y desafíos, en la UMOFC deseamos seguir siendo constructoras de paz, tendiendo puentes a través del diálogo, el encuentro y una nueva manera de comunicar, para contribuir a la unidad y la fraternidad universales.

Una Iglesia sinodal unida y al servicio de la misión

El Papa León nos propone también una Iglesia, ante todo, de la unidad, como se deduce de su lema pontificio “In Illo unum – En el único Cristo somos uno”: una cita de San Agustín, para explicar que “aunque nosotros los cristianos somos muchos, en el único Cristo somos uno”. Precisamente en la primera Audiencia que dio a los moderadores de asociaciones de fieles, a la cual tuve el privilegio de asistir, nos recordaba que la unidad y la misión son dos pilares de la vida de la Iglesia. Invitó a todas las asociaciones y movimientos eclesiales a colaborar fiel y generosamente con él, en primer lugar, siendo “levadura de unidad” y, en segundo, poniendo nuestros talentos “al servicio de la misión tanto en los lugares de primera evangelización como en las parroquias y en las estructuras eclesiales locales, para llegar a tantos que están lejos y, a veces sin saberlo, esperan la Palabra de vida”.

En la vigilia del Jubileo de las asociaciones, movimientos y nuevas comunidades, a la que algunas consejeras asistieron, el Papa nos decía que “Dios ha creado el mundo para que nosotros estuviésemos juntos. Sinodalidad es el nombre eclesial de esta conciencia. Es el camino que pide a cada uno reconocer la propia deuda y el propio tesoro, sintiéndose parte de una totalidad, fuera de la cual todo se marchita, incluso el más original de los carismas”. Pidió que nuestras asociaciones y comunidades sean lugares donde se practique la fraternidad y la participación, no sólo en cuanto lugares de encuentro, sino en cuanto lugares de espiritualidad.

Al día siguiente, en la solemnidad de Pentecostés, en la misa con la que concluyó dicho Jubileo y a la que acudimos casi todas la Consejeras, León XIV enfatizó la importancia que tiene para la Iglesia promover el entendimiento mutuo y la construcción de puentes en lugar de barreras, recordándonos que en ella no puede haber ni olvidados ni despreciados. En la UMOFC nos sentimos especialmente interpeladas por su deseo de una Iglesia sinodal, misionera y cercana, y renovamos nuestra disponibilidad para servir allí donde más se necesite, como mujeres creyentes, unidas en la fe y movidas por el amor al Evangelio.

El Papa y las familias

Algunas consejeras tuvimos la oportunidad de asistir también a la Misa conclusiva del Jubileo de las Familias, los Niños, los Abuelos y los Ancianos en la Plaza de San Pedro. En ella el Santo Padre proclamó con fuerza que "son las familias las que generan el futuro de los pueblos". A los esposos, el Papa les pidió ser ejemplo de coherencia para sus hijos y amor que educa en libertad; a los niños, gratitud hacia quienes les dieron la vida; y a los abuelos y ancianos, una vigilia amorosa llena de sabiduría. "En la familia, la fe se transmite como el pan en la mesa y los afectos del corazón", dijo.

En fin, sabemos que el Papa León XIV será un gran pastor para nuestro tiempo, pero sin duda necesita de nuestras oraciones y de nuestras manos en medio de un jubileo que nos llama a ser faros de esperanza y artesanas de la paz. Le agradecemos su “sí” generoso y le pedimos al Espíritu Santo que lo colme de luz y fortaleza para guiar al Pueblo de Dios con sabiduría, valentía y ternura. Le pedimos a María, Reina de la Paz y Patrona de la UMOFC, que lo lleve de la mano en esta gran responsabilidad que ha asumido. Estoy segura de que contará con nuestras oraciones y con el afecto sincero de esta gran red de mujeres que quieren seguir diciendo “sí” a Dios y a la Iglesia.

Mónica Santamarina

Presidenta General de la UMOFC