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El rosto de Cristo reflejado en mujeres de la Curia Romana.
Hasta ahora en la Curia Romana, los cargos de prefecto y de secretario de los dicasterios de la Curia Roma, sólo podían ser ejercidos por quienes tenían el Orden Sagrado. Obviamente, las mujeres quedábamos excluidas.
A partir de la reciente constitución apostólica Praedicate Evangelium, una mujer, laica o consagrada, al igual que un obispo, un sacerdote, un religioso o un laico podrá servir a la Iglesia desde el lugar de un prefecto o de un secretario de un dicasterio.
Dice el Preámbulo del documento: “El Papa, los obispos y los demás ministros ordenados no son los únicos evangelizadores en la Iglesia... Todo cristiano, en virtud del Bautismo, es un discípulo misionero en la medida en que se ha encontrado con el amor de Dios en Cristo Jesús". De esto deriva la participación de los laicos y laicas en las funciones de gobierno y responsabilidad.
La eclesiología del Concilio Vaticano II y sus orientaciones, se profundizan en la nueva constitución emanada del Papa Francisco y como consecuencia las mujeres podrán actuar con autoridad en dichos puestos en virtud de la potestad que les sea confiada por el Papa.
El trabajo colaborativo entre varones y mujeres, que se revela tan fructífero en todos los ámbitos de la sociedad, se verá también presente dentro de esa estructura al servicio del ministerio del Obispo de Roma, actuando en su nombre y bajo sus indicaciones. Celebremos que también a la cabeza de esos órganos de la Iglesia universal podrá ser reflejado el rostro de Cristo por una mujer.
Como mujeres de la UMOFC agradecemos al Santo Padre este paso crucial y cualitativamente significativo que nos abre las puertas de par en par a las mujeres, para que podamos brindar nuestra participación en los espacios de toma de decisiones, asumiendo misiones que nos permitan contribuir desde la idoneidad, la formación y la experiencia de cada una, movidas por nuestro entrañable amor a la Iglesia.
Si bien el Papa Francisco ya ha nombrado excelentes mujeres en altos cargos de la Curia, con esta reglamentación se llega al ápice del reconocimiento de porqué los rasgos femeninos enriquecen el rostro de Cristo en la evangelización. Y a partir de esas instancias de colaboración en el gobierno de la Iglesia, tantas otras alternativas en nuevos ministerios de servicio ya no podrán excluir a las mujeres.
Permítanme compartir con ustedes la alegría por ver acercarse a convertirse en realidad algo de lo que expresé el año pasado en la carta abierta al Papa: “Sueño con una Iglesia que tenga mujeres idóneas como jueces en todos los tribunales en que se tramitan causas matrimoniales, en los equipos de formación de cada seminario y que ejerzan ministerios tales como el de la escucha, de la dirección espiritual, de la pastoral de la salud, del cuidado del planeta, de la defensa de los derechos humanos, etc., para los que, por nuestra naturaleza, las mujeres estamos igual o a veces mejor dotadas que los hombres. No sólo consagradas sino ¡cuántas laicas en todas las regiones del globo están ya listas para servir!”
En los próximos años la UMOFC deberá propiciar la formación para que aumente la preparación de sus miembros y la experiencia en los campos específicos en la Iglesia puede llamarnos a servir. Estos serán temas de conversación en nuestro próximo encuentro de Atenas (del 7 al 10 de octubre 2022) al cual todas las mujeres miembros de organizaciones de la UMOFC estamos invitadas a participar.
Y por favor, no olvidemos que el Papa nos ha pedido especialmente que durante todo el mes de mayo recemos el rosario por la paz. Con el deseo de encontrarnos bajo el manto de María cada día en la oración y presencialmente, cara a cara, en Grecia, las saludo con afecto,
María Lía Zervino, Servidora
Presidente General de la UMOFC