Matthias Grűnewald (Wurzburgo, alrededor de 1475 – Halle, 1528), La Resurrección, 1512/16, óleo sobre tabla, cm 269x143, Colmar, Museo de Unterlinden

La gran tabla forma parte de un políptico monumental, encargado en 1512 a Matthias Grünewald, por el prior siciliano Guido Guersi, para el altar de la iglesia del Monasterio de Sant'Antonio Abate bajo la montaña, conocido como el Grand Ballon d'Alsace, en las afueras del pueblo de Issenheim.

La escena de la resurrección forma parte de la segunda fachada del políptico, que se obtiene abriendo los primeros compartimentos: el panel central representa el nacimiento de Jesús, el panel izquierdo la anunciación y finalmente, el derecho, la resurrección.

Nos encontramos ante una representación muy particular del gran misterio.

En el medio de la noche, en la que sólo las estrellas logran surcar tenuemente la densa oscuridad, brilla un sol que parece convertirse en un gran halo que circunscribe al Resucitado. Jesús muestra evidentes las heridas de la Pasión, ¡pero está vivo! Los soldados, chocados por la luz y quizás por el miedo, caen al suelo y al suelo vuelven la mirada: no pueden resistir el evento del que han sido espectadores silenciosos e indefensos.

El sarcófago está abierto y de él surge repentinamente el Resucitado: para subrayar el carácter extraordinario del acontecimiento, el pintor quiso mostrarnos un cuerpo de proporciones incorrectas, con articulaciones muy acentuadas, como para hacer evidente a nuestra mirada que el que contemplamos ya no pertenece a la humanidad.

Jesús está envuelto en un amplio sudario: ya no es una sábana funeraria, sino que delinea el movimiento ascendente subrayado por el cambio de color: es blanco, azul intenso, rojo y finalmente dorado.

Echemos un último vistazo al hombre traspasado, que ya no está en la cruz, sino que vive y ha resucitado. Y se nos muestra en esta postura frontal. Dejémonos envolver por la luz que emana de la gran tabla de Grünewald, y fijemos la mirada en Jesús, el sol que sale "para iluminar a los que están en tinieblas y a la sombra de la muerte y dirigir nuestros pasos por el camino de la paz" (Lc 1,79).