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Arte y meditación - junio 2021

Strigel Bernhard Museo tedesco Norimberga

Bernhard Strigel, (Memmingen 1460 – 1528), Sagrada Familia, 1505-1506, óleo sobre madera de abeto, 78 cm x 55 cm, Nuremberg, Museo Nacional Germánico

Mes de junio.

El cuadro, junto con otros nueve conservados en Núremberg, formaba parte del retablo de la capilla dedicada a Santa Ana en la iglesia parroquial de Mindelheim. La capilla era el lugar de enterramiento de las familias Rechberg y Frundsberg, que encargaron al pintor la representación de la familia de Jesús y de sus antepasados.

Sin embargo, en lugar de pintar un árbol genealógico, como era costumbre hasta entonces, el pintor situó la institución familiar en el centro, de modo que cada panel muestra una familia representada en su conjunto (madre, padre, hijo/a) en un momento de la vida cotidiana.

La casa de María y José es muy sencilla, con muy poco mobiliario y una gran cortina roja que actúa a la vez como tabique y como elemento que resalta las figuras de la madre y el hijo en particular. Su predominio también está subrayado por el primer plano (mientras que José está relegado a la derecha, en segundo plano) y por las dos grandes aureolas. La silla en la que está sentada María, del tipo llamado “Savonarola”, ya no es un trono, aunque el trono en el que está sentado el niño Jesús es el cuerpo de la propia María, cuyo vestido oscuro contrasta con el cuerpo desnudo y la blusa blanca de su hijo.

Fijemos ahora nuestra mirada en José. No podemos dejar de notar el realismo de la escena. El pintor casi le ha sorprendido en el medio de su trabajo de carpintero: la mesa de trabajo, la garlopa con la que está alisando una tabla, el martillo, la barrena de mano. Quizá lo que más nos llama la atención son los numerosos rizos de madera que vemos esparcidos por la mesa y el suelo y que dan fe de su duro trabajo. José está absorto y concentrado en el trabajo de sus manos, porque sabe que de su empeño deriva la posibilidad de mantener dignamente a su querida familia.

El retablo ofrecido como voto en la iglesia de un pequeño pueblo de Baviera era, por tanto, una exaltación de la familia, el lugar privilegiado donde se desarrolla la crianza de los niños. Los miembros de las familias Rechberg y Frundsberg que encargaron el cuadro a nuestro pintor quisieron de esta manera confiar todos sus seres queridos al Señor y a su intercesión, con la certeza de que así sus vidas estarían en buenas manos.

Me gustaría concluir esta breve reflexión haciendo mías las invocaciones que se grabaron por voluntad de los comisarios en las dos aureolas que rodean las cabezas de María y Jesús:

Sanctissima Virgo Maria, ora pro nobis” (María, Virgen Santísima, ruega por nosotros) 

Iesu Christi fili Dei vivi, miserere nobis” (Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de nosotros).

 

Un aspecto que caracteriza a san José y que se ha destacado desde la época de la primera Encíclica social, la Rerum novarum de León XIII, es su relación con el trabajo. San José era un carpintero que trabajaba honestamente para asegurar el sustento de su familia. De él, Jesús aprendió el valor, la dignidad y la alegría de lo que significa comer el pan que es fruto del propio trabajo.

En nuestra época actual, en la que el trabajo parece haber vuelto a representar una urgente cuestión social y el desempleo alcanza a veces niveles impresionantes, aun en aquellas naciones en las que durante décadas se ha experimentado un cierto bienestar, es necesario, con una conciencia renovada, comprender el significado del trabajo que da dignidad y del que nuestro santo es un patrono ejemplar”.

Papa Francisco, carta apostólica Patris Corde 6, 8 de diciembre 2020

(Contribución de Vito Pongolini)