​+39 0669887260 | info@wucwo.org | Contacto

Facebook X Twitter Instagram Youtube 

ARTE Y MEDITACIÓN - FEBRERO 2019

Santa Apollonia Guido Reni

9 de febrero: Memoria de Santa Apolonia. Guido Reni (Calvezzano 1575 – Bolonia 1642), Martirio de Santa Apolonia, 1600-03, óleo sobre lámina de cobre, 28 cm x 20 cm, Madrid, Museo del Prado

No conocemos casi nada de la vida de la virgen Apolonia, que vivió en el siglo III en Alejandría, Egipto, pero Eusebio en su Historia Eclesiástica relata un pasaje de la carta del obispo San Dionisio de Alejandría, dirigida a Fabio de Antioquía, en la que narra algunos episodios de los que había sido testigo durante la persecución que estalló en los últimos años del imperio de Felipe (244-249): un levantamiento popular, iniciado por un malvado adivino, produjo la masacre de muchos cristianos, cuyos hogares fueron devastados y saqueados. Los paganos tomaron a Apolonia, una mujer soltera, ya mayor, la golpearon en las mandíbulas hasta sacarle los dientes, y la amenazaron con arrojarla a una hoguera que habían encendido si ella no pronunciaba las palabras impías que ellos le sugerían. "Ella", cuenta Dionisio en su carta, "pidió ser liberada por un momento: una vez que lo consiguió, saltó rápidamente al fuego y fue consumida por él". Esto sucedió en el 249.

En el relato de Dionisio, tal como nos ha llegado, no hay el más mínimo reproche por el fin voluntario de la vida de Apolonia, que puede parecer suicidio, quizás porque su vida había sido intachable y digna de admiración. El culto a Apolonia pronto se extendió hacia el Este, y más tarde también hacia el Oeste. También hay muchos lugares en Europa donde se construyeron iglesias y capillas en honor a la mártir alejandrina, y su iconografía es particularmente rica.

Con toda certeza, el pequeño cuadro del pintor boloñés fue encargado para la devoción privada por una persona anónima que quería así honrar a la mártir Apolonia. La Santa es representada en el dramático momento en el que es sometida a tortura por dos verdugos que, con dos enormes tenazas, han comenzado a arrancarle los dientes. En el mismo museo hay otra pintura, idéntica en tamaño y técnica pictórica, que representa a Apolonia en una oración extática delante de un ángel que le muestra la palma, símbolo del martirio, con la hoguera encendida no muy lejos.

Nos llama la atención la serenidad de la santa egipcia, que no revela ningún dolor por la tortura que sufre ni desesperación por el destino que le espera, y eso lo confirma la simetría de la composición: colocada en el centro del cuadro, con los ojos vueltos hacia el cielo, parece desprenderse de esta vida, siendo ya proyectada a la vida más allá de la muerte, que siente ahora cercana.